"En donde no esté el Buda pasa rápidamente y sigue sin detenerte;
pero en donde él se encuentre, pasa aún más rápido..."

jueves, 28 de mayo de 2009

Zen, una introducción a la práctica

(Texto en proceso de adaptación, por JCB)



Origen

El Zen se remonta a la experiencia del buda Shakymuni, quien realiza el despertar en la postura de Dhyana (Zazen), en el siglo VI antes J.C. Esta experiencia se ha transmitido hasta el presente de forma ininterrumpida de maestro a discípulo, formando así la línea de transmisión del Zen.

Luego de un desarrollo en la India cercano a los mil años, en el siglo V de la Era Cristiana el monje Bodhidharma lleva esta enseñanza a China . Bajo el nombre chino Ch´an, el Zen conoció en este país una gran extensión y encontró un terreno favorable para su desarrollo, afirmando su originalidad y la pureza de su práctica.

En el siglo XIII, el monje japonés Dogen, luego de un viaje a China, regresó a su patria portando el Zen de la Escuela Zen Soto. El maestro Dogen junto al gran Nagarjuna (India, siglo III) son considerados como los más grandes filósofos del budismo.

Al pasar los siglos el Zen influenciará profundamente a toda la cultura japonesa; más de 20.000 templos testimonian hoy este resplandor.

En el siglo XX el Occidente comenzó a interesarse por el aspecto filosófico del Zen, mientras que en la misma época, en Japón, el maestro Kodo Sawaki daba un nuevo impulso a su debilitada práctica. A la muerte de Kodo Sawaki, su sucesor, Taisen Deshimaru viajó a Francia aportando a nuestra cultura la esencia de esta enseñanza, siguiendo el ejemplo de Bodhidharma quien viajó a China mil quinientos años antes.

Vamos a la práctica
(Zazén, la postura)

Sentados en el centro del Zafu (cojín tradicional redondo y espeso), se cruzan las piernas en la postura de loto o medio loto. Si se encuentra alguna imposibilidad, se cruzan simplemente las piernas delante de uno, pero es esencial apoyar las rodillas contra el suelo.

La pelvis debe estar basculada hacia delante al nivel de la quinta vértebra lumbar, por lo tanto la masa del cuerpo avanza aliviando la columna vertebral que debe estar derecha, estirada como si quisiéramos tocar el cielo con la cabeza y empujar la tierra con las rodillas.

El mentón esta recogido, la nuca derecha, la nariz en línea vertical con el ombligo, los hombros cayendo naturalmente por su peso. La boca está cerrada, sin crispación; la punta de la lengua toca el paladar superior, detrás de los dientes.

Los ojos están semicerrados, la mirada se posa sin fijarse a un metro delante nuestro. No se mira nada, aunque intuitivamente se ve todo.

Las manos reposan contra el abdomen palmas al aire, la mano izquierda sobre la mano derecha. Los pulgares están horizontales, sus extremidades en contacto con una ligera presión, ellos no deben ni remontarse ni desmoronarse. La posición de las manos constituye así un punto de atención para la concentración.



La respiración

La respiración en el Zen juega un rol primordial, ella no es comparable a ninguna otra. Apunta ante todo a establecer un ritmo lento, poderoso y natural basado sobre todo en la espiración. Esta debe ser calma, lenta y profunda ejerciendo una presión hacia abajo sobre los intestinos. Estando los pulmones totalmente vacíos la respiración llega automáticamente. La concentración sobre la espiración desarrolla una gran energía en la cintura, los riñones y las caderas. El centro de energía no esta en la cabeza o en el corazón sino en el hara, o kikaï tanden ("océano de la energía"), centro vital situado inmediatamente debajo del ombligo.

Por la práctica de Zazen, esta respiración se vuelve poco a poco habitual en nuestra vida cotidiana hasta durante el sueño. Podemos utilizarla en los momentos difíciles para controlar las emociones o calmar el espíritu.

Actitud de la mente

La actitud de la mente fluye naturalmente debido a la profunda concentración sobre la postura y la respiración. Durante Zazen el cortex reposa y el flujo del pensamiento se agota. Mejor irrigado el cerebro profundo se despierta. El sistema nervioso esta relajado, el cerebro "primitivo" en plena actividad. Se está receptivo, atento en el más alto punto a través de todas las células del cuerpo. Se piensa con el cuerpo, inconscientemente, sin usar energía. No se trata de querer parar los pensamientos, lo que sería todavía pensar, sino en cambio "dejarlos pasar" como las nubes en el cielo, como los reflejos en un lago, sin oponerse ni apegarse. Así, ellos pasan y se pierden, las imágenes se elevan del subconsciente y luego desaparecen. La mente común se calma liberando poco a poco el inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todo pensamiento, Hishiryo, verdadera pureza.

Kin Hin
(Texto sobre Kin Hin en revisión, nota del editor)

Kin Hin se practica en el dojo durante algunos minutos en la mitad del Zazen. Zazen y Kin Hin se corresponden perfectamente, uno para la inmovilidad, el otro para la marcha. Kin Hin es la fuente del movimiento.

La postura del cuerpo de la pelvis hacia arriba, la respiración y la actitud del espíritu son las mismas que en Zazen: el mentón recogido, la nuca estirada, la columna vertebral bien derecha y la mirada se posan naturalmente delante de uno sin fijar nada. El pulgar izquierdo está encerrado en el puño izquierdo, que se posa sobre el plexo solar. La mano derecha envuelve la mano izquierda.

Se avanza con la pierna derecha un medio pie y expirando profundamente se apoya enérgicamente sobre el suelo con la planta del pie: precisamente con la raíz del dedo gordo, como si se quisiera imprimir una huella en el piso. Hay una correspondencia profunda entre esta extremidad del pie y el cerebro. Al mismo tiempo que se expira la pierna que está adelante se tensa a partir del dedo gordo hasta la cadera, la otra pierna queda relajada: las dos manos son fuertemente cerradas y apoyadas contra el esternón.

Cuando se llega al final de la expiración se relaja todo el cuerpo, y la inspiración se hace naturalmente. Se cambia de pierna y se recomienda apoyándose sobre el pie izquierdo, la pierna derecha queda relajada. Es una marcha acompasada con la respiración, haciendo alternar tensión y relajación. Como durante Zazen se dejan pasar los pensamientos.

Como Zazen, Kin Hin es un método de profunda concentración. Entrenamiento de la estabilidad y la energía, el desarrolla una gran dignidad.



Hishiryo y Mushotoku

Hishiryo es el inconsciente del Zen. Shiryo es el pensamiento. Fushiryo: "no pensar"; pero Hishiryo es el pensamiento absoluto, más allá del pensamiento y del no-pensamiento, más allá de todos los problemas de la conciencia personal. Es nuestra naturaleza original, o naturaleza de Buda, el inconsciente cósmico.

Cuando la mente común se vacía y el intelecto esta calmo, nada detiene la corriente de la vida profunda, intuitiva, ilimitada, que surge de lo más hondo de nosotros mismos.

La mente contiene todo el cosmos.

La conciencia es más rápida que la velocidad de la luz.

Sentados, sin fin ni objeto de provecho, podemos comprender Mushotuko e Hishiryo, secretos de la esencia del Zen. Pero la comprensión debe ser otra que la usada comúnmente; ella es percepción directa.

Mushotoku es el no-provecho, el no-deseo, el no-miedo. Es el principio esencial. Dar sin buscar recibir. Abandonar todo, sin miedo de perder. De la misma forma que el artista debe darse por entero sin ocuparse de alcanzar la gloria, la belleza, la riqueza,; para expresarse en una obra bella, pura, autentica; igualmente el discípulo obtendrá la sabiduría si abandona toda idea de provecho personal.

Si abandonáis todo, obtendréis todo.

Hishiryo y Mushotoku son en sí el arte esencial de Zazen.

"Pensar sin pensar”, escribió el Maestro Dogen... ¿Cómo se piensa sin pensar? Debemos pensar desde el fondo del no-pensamiento. Es la conciencia cósmica, la conciencia “hishiryo". Nuestros sentidos y nuestra conciencia personal no pueden aprehenderla, las categorías no la definen, la palabra no la explica. Sólo podemos abrazarla por la experiencia vivida.

Sesshines

Desde los orígenes del Zen, desde la época del buda Shakyamuni, las Sesshines son el corazón de la vida de monjes y laicos Zen. Una Sesshin es un periodo intensivo de práctica de Zazen, su duración pude variar de uno a muchos días, durante los cuales Zazen y Kin Hin se suceden continuamente. Son sólo interrumpidos por las comidas, las conferencias, el trabajo físico y un tiempo de sueño relativamente corto. Las reglas de la Sesshin son muy estrictas, la mente debe estar siempre concentrada, atenta, silenciosa, sea cual sea la actividad. El Zen es la enseñanza de la eternidad que es la sucesión de los "un día". Practicando este programa de una sola jornada podemos operar la revolución fundamental de nuestra vida, cambiar radicalmente nuestro propio espíritu y estas reglas de un día o de una noche se volverán ahora los fundamentos de la práctica en la vida.

“Sed vigilantes, disponibles a toda hora, afilad vuestra atención mejor que la mas fina espada. Solamente entonces estaréis en la vida”.

Desde el Renacimiento, el hombre se definió a sí mismo en tanto que hombre pensante y no más en tanto que hombre viviente... Pero el hombre viviente, es justamente eso que encontramos en Zazen.

Profesor Claude Levi-Straus

“El Zen se esfuerza por alcanzar el pleno Despertar del ser en su totalidad a la realización de la vida humana, proceso caracterizado por una actitud extremadamente humilde y realista y recompensado por el estado de armonía y equilibrio. “

Profesor Yujiro Ikem

“Este estado no es un estado alterado de conciencia, sino la verdadera esencia de la conciencia humana, que nos conduce expresar nuestro equilibrio cerebral y nuestra sabiduría.”

Maestro Taisen Deshimaru

El Zen es conocido en Occidente desde comienzos de siglo. La sutileza de sus Koanes y la pureza de su estética suscitaron una gran admiración entre la inteligencia. Pero esta admiración lejos de resolverse en una práctica auténtica, no pudo pasar el umbral de la curiosidad intelectual o artística. Hacía falta que un gran maestro viniera para transmitir directamente la realidad profunda de esta enseñanza milenaria. (Cuando la situación lo exige, el maestro llega.) En 1967, el Expreso de Oriente deja en París al maestro Deshimaru. El Zen volvióse inmediatamente para los discípulos, cada vez más numerosos, une realidad vívida.

Nacido en Saga en 1914, muerto en Tokyo en 1982, el maestro Deshimaru practicó Zazen durante cincuenta años. El maestro Kodo Sawaki, del cual Deshimaru fue discípulo, ha quedado en la historia del Zen como el gran reformador moderno que supo volver a la fuente de la más pura enseñanza del maestro Dogen, fundador del Zen soto en Japón en el siglo XIII. Es Kodo Sawaki quien da la transmisión a Taisen Deshimaru y lo invita a ir a Europa para enseñar el Zazen. Durante los quince años que vivió en París, el maestro Taisen Deshimaru crea una centena de dojos y grupos de Zazen repartidos en cuatro continentes y funda el primer gran templo de Occidente: " La Gendronniére" así como la asociación Zen Internacional. Con la ayuda de sus discípulos edita numerosos libros y diversas publicaciones periódicas. Establece también excelentes relaciones con sabios, artistas, terapeutas de todos los países y contribuye de gran manera al acercamiento Oriente-Occidente, que considera como una de las grandes esperanzas de nuestra época; a partir de la introducción del Zen en nuestra civilización, él esperaba ayudar a la humanidad a resolver la crisis que ésta atraviesa.

A su muerte, deja una Sangha de varios miles de discípulos profundamente impregnados de su enseñanza. La esencia de esta enseñanza no es otra cosa que sentarse simplemente en la postura justa, más allá de todo apego, de todo formalismo, de todo dogmatismo: por el abandono de toda idea de ganancia o pérdida, por el abandono del cuerpo y el espíritu, la resolución ultima de todos los dualismos. Es esta práctica del verdadero Zen transmitido que sus discípulos continúan a enseñar.

Autor: profesor Paul Chauchard








Obras del Maestro Taisen Deshimaru

ZAZEN - Editorial Cedel - Barcelona.
LA PRACTICA DEL ZEN - Editorial Kairos - Barcelona.
PREGUNTAS A UN MAESTRO ZEN - Editorial Kairos - Barcelona.
EL CUENCO Y EL BASTON, "Ciento Veinte Cuentos Zen" - Visión Libros - Barcelona.
EL CANTO DEL INMEDIATO SATORI, "Shodoka" - Visión Libros - Barcelona.
LA PRACTICA DE LA CONCENTRACION - Visión Libros - Barcelona.
AUTOBIOGRAFIA DE UN MONJE ZEN - Editorial Luis Cárcamo - Madrid.
ZEN Y ARTES MARCIALES - Editorial Luis Carcamo - Madrid

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