
"Sentados bajo la sombra de la tarde, los hombres aguardaban serenamente el mensaje del maestro.
El Buda permanecía en silencio, los ojos entornados, las manos juntas.
De su postura emanaba una cálida fuerza, una arrolladora energía, que creaba en el aire una atmósfera fuerte y profunda.
Su quietud era perfecta; apenas sus dedos se movían, girando delicadamente una flor.
Levantó los ojos y parpadeó.
Observó a sus discípulos. Mahakasyapa sonreía. Entre todos, sólo él había comprendido."
Se iniciaba así la transmisión directa más allá de textos y palabras.
De espíritu a espíritu, de maestro a discípulo. Se iniciaba de este modo el Budismo Zen
El Buda permanecía en silencio, los ojos entornados, las manos juntas.
De su postura emanaba una cálida fuerza, una arrolladora energía, que creaba en el aire una atmósfera fuerte y profunda.
Su quietud era perfecta; apenas sus dedos se movían, girando delicadamente una flor.
Levantó los ojos y parpadeó.
Observó a sus discípulos. Mahakasyapa sonreía. Entre todos, sólo él había comprendido."
Se iniciaba así la transmisión directa más allá de textos y palabras.
De espíritu a espíritu, de maestro a discípulo. Se iniciaba de este modo el Budismo Zen
Fuente: www.zazen.cl/
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