
“Subes a la terraza de tu edificio, justo a la hora en que comienza a ponerse el sol; te sientas, miras al horizonte y dejas que la mirada se abra, suavecito...
Habitualmente estará enfocada a dos, tres, a diez metros como máximo; pero aquí se irá hasta donde se pierde la vista...
“Sentarse y olvidar”, olvido de uno mismo y el conflicto y trajín diario, sólo eso...
En éste, uno se recuerda, siente el corazón contento, llega la sonrisa, se apacigua la respiración... escuchas a los pájaros en su canto de última hora antes de dormir...
Luego, permanecer allí... una vez el sol se oculta, una suave brisa lo acompañará en su viaje hacia el oeste...
Uno se olvida nuevamente, esta vez de sí mismo y en este perderse se vendrá Él y todo estará bien...
Las estrellas comenzarán a salir de a poquitos, la luna asomando tras el horizonte junto a la noche...
Todo está en orden ahora, el cielo estrellado...
Cuando la ciudad se va en las sombras, regresamos a casa...
¿Alguna vez salimos de ella?
“Sentarse y olvidar”...
Abrazo amigo querido
Juan”
¡Hey!... ¿hay alguien allí?
Habitualmente estará enfocada a dos, tres, a diez metros como máximo; pero aquí se irá hasta donde se pierde la vista...
“Sentarse y olvidar”, olvido de uno mismo y el conflicto y trajín diario, sólo eso...
En éste, uno se recuerda, siente el corazón contento, llega la sonrisa, se apacigua la respiración... escuchas a los pájaros en su canto de última hora antes de dormir...
Luego, permanecer allí... una vez el sol se oculta, una suave brisa lo acompañará en su viaje hacia el oeste...
Uno se olvida nuevamente, esta vez de sí mismo y en este perderse se vendrá Él y todo estará bien...
Las estrellas comenzarán a salir de a poquitos, la luna asomando tras el horizonte junto a la noche...
Todo está en orden ahora, el cielo estrellado...
Cuando la ciudad se va en las sombras, regresamos a casa...
¿Alguna vez salimos de ella?
“Sentarse y olvidar”...
Abrazo amigo querido
Juan”
¡Hey!... ¿hay alguien allí?
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